lunes, 11 de mayo de 2009

Un poco loco.

Un poco loco quizás...

Fueron las palabras de aquellas personas que no entendian lo que pasaba.

Y es que no lo negaré, si había cambiado, ¿quién no lo haría?...

Me habian negado (por mi bien) la droga mas adictiva de mi vida.

El no poder platicarle a mi mejor amigo las cosas que me habian pasado, el no poder liberar un poco la presion del dia a dia, el no poder alegrarme un dia con el olor a pasto cortado, el no poder soñar, me ponia mal.

No era suficiente saber que era por mi bien, tenia que buscar otra razón para tal atrocidad. Una que me convenciera, la cuál nunca llegó.

Tal vez soy como cualquier adolescente  obsesivo que lleva la contraria a lo que digan, pero trataba de explicarle a todo el mundo lo que sucedia. Mi enojo sin control y actitud grosera como diria mi mamá, era solo decir a gritos que algo faltaba, algo que no iba a encontrar en otro lado mas que allá afuera en el llano, en la calle, debajo del puente, en el deportivo.

Algo en mi vida faltaba y yo estaba dispuesto a recuperarlo, con la misma determinación con  la que un cazador ataca a su presa. 

Y de la mejor manera posible lo recuperé, jugando con aquel que fuera mi "joven padawan" hace tiempo. Vaya que fue memorable, una serie de penales, tiros libres y 1 vs 1.

No pudo ser mejor, o mas bien, no pudo ser peor.

-Mmm... ¿te has puesto el medicamento?- dijo aquel hombre de bata blanca al que veía como el sabio mago que me salvaria de la desgracia.

-Si doctor, la pomada y las pastillas, justo como usted me lo dijo- respondi sin titubear.

-Bueno a ver, dejame checar de nuevo- 

Y sin avisar empezó a mover el tobillo lastimado. Yo estaba alagre pues no me dolia ningun movimiento, y eso era un avanze hacia el reencuentro (oficial) con mi alegria, pero de pronto tocó quien sabe donde y un dolor inmeso recorrió todo mi pie...

Claro está que no iba a decir que me dolia, seria estúpido ir en contra de mis propios sentimientos, asi que no dije nada.

-Parece que ya es un gran avance, 2 semanas mas y estarás listo para entrenar de nuevo- dijo con una sonrisa de oreja a oreja, riendose a carcajadas de mi desgracia, aquel sabia mago era ahora un cientifico loco que para acabarla me odiaba y yo no entendia porqué...

Tal vez exageré, lo dijo de la manera mas normal y me dió una explicación simple y directa, tenía (lamentablemente) toda la razón.

Dos semanas mas. Ni modo, tendrán que aguantar a aquel adolescente mal encarado y gruñón 15 dias mas. 

Si YO sufro, todos tienen que sufrir conmigo... ¿o me equivoco?

Puede que aquellas personas tengan razón, ¿tanto lo vale un deporte?  Yo lo creo así, un poco loco quizás... 

viernes, 10 de abril de 2009

Probando...

Probando, soy nuevo en esto.

El loco Max

¿Quien podria negar que era buen jugador?, ¿quién se atrevería a decir que la cantidad de goles, gambetas, asistencias y originales festejos que lograba no eran para sacarte una sonrisa? Hubo algunos otros que lo intentaron imitar, y sin afan de ofender, jamas llegarian a tener esa chispa con la que el "Loco Abreu" se ganaba a su gente. Su ritual era sencillo, era un jugador muy alto, quizá era torpe con los pies, pero sabia entrar (al área y a nuestro corazón) en el momento justo.

El partido estaba aburrido, el Azul parecia refrigerador, su equipo (como siempre) no daba una, fallaban los pases, no jugaban a nada, tenian la capacidad de ganar un partido y emocionar, para luego regresar a los aficionados al mundo real, el de la mediocridad.

Pasaba el segundo tiempo y el partido seguia en las mismas, es entonces cuando aparecia. Un remate de cabeza o un disparo fuera del área... !gooool!, ahí empezaba la funcion. Corria como endemoniado al tiro de esquina, con sus largas zancadas llegaba mucho antes de que el utilero le llevara la mascara. Entonces se daba tiempo para saludar a su gente, quizás para hacer un pequeño baile. Tenia claro que era la estrella, que todas las miradas estaban en él.

Cuando tenia la mascara en sus manos se transformaba, ya no era el mismo que hacia 5 minutos, ya no era un jugador de papel, ya no era como cualquier otro, que da pases sencillos y rutinarios, ya no era Sebastián. Ahora era el loco, el "Loco Abreu". 

-Mira hijo, ven a ver al Loco- gritaba mi padre entusiasmado.

Yo debi tener unos 7 u 8 años, no me interesaba demasiado cuantos goles metia ese jugador, y tal vez ni sabia que no era mexicano. Pero el loco era el loco, y ver sus festejos valian ya el partido.

-¿Cuántos goles van?- preguntaba haciendome el interesado.

-Apenas es el primero hijo, pero ya te veo ahi, metiendo muchos mas goles. Me voy a sentir muy orgulloso de ti, cuando digan: "¡gooooooool... del Loco Max!!!- y mi padre sonreia.

Y yo, el "Loco Max", me sentia ya muy afortunado.